El verdadero viaje

Todavía no había escrito mucho sobre mi último viaje, que empecé oficialmente hace un mes y medio. Es un viaje muy especial, intenso, profundo, sin autostop, sin aviones baratos, sin dinero -como siempre- esta vez con la mochila aparcada en un rincón: un verdadero viaje al interior.

Como dice un meditador en «El arte de morir»: después de recorrer muchos países me di cuenta de que el verdadero viaje no es de país en país… sino de la agitación a la calma.

 

Pero llegar a la calma no es tan fácil como tomar un avión para llegar a tu destino.

Cierto es que cualquier meditación sirve para calmar un poco la mente, pero la gran mayoría lo hace a nivel superficial y la mierdita acumulada se queda en el fondo de la mente inconsciente (que en realidad siempre está consciente) durante años…o vidas.

La meditación Vipassana va mucho más allá de la relajación superficial, es una autopurificación, o como siempre digo con mi humor inglés, una autotortura maravillosa.

Lo bueno de vivir directamente en un centro Vipassana es que a la vez que trabajas en el exterior puedes trabajar tu interior y poner a prueba «tus avances» en la vida real, o semireal, pues no deja de ser una burbuja.

Las primeras dos semanas estuve preparando y sirviendo en un curso (que no os confunda la palabra «servir»,  pero es el término que se usa aquí en lugar de «trabajar») igual que el que serví y expliqué en enero, pero esta vez en calidad de LTS (Long term server o servidora de larga estancia). Estaba de encargada de «pre-post curso», que a pesar de su nombre extravagante no es más que coordinar la preparación del centro y la limpieza general antes y después de cada curso, lavandería, etc. Muy gracioso, pues siempre he sido un poco desastre hasta para organizar mi tienda de campaña de un metro cuadrado y ahora puedo organizar y limpiar un centro, y sin gafas.

Como al final faltaron servidores de cocina para el curso acabé participando muy activamente en la cocina, que tiene un ritmo muy acelerado, pero esta vez no me levantaba a las 5.30 para preparar el desayuno sino a las 6.30 para desayunar y por las tardes podía ir más relajada y dedicarme a la lavandería. Incluso pude salir un día y medio del centro para sacarme una muela en la seguridad social que ya estaba cayendose a trozos (si, el único problema de renunciar a la vida material es que tienes que renunciar a los dentistas privados). Total que entre el trauma de la primera muela extraida de mi vida y el ritmo intenso acabé el último día completamente exhausta, no como en el anterior que acabé dando saltos de alegría.

Además cada curso tiene un proceso evolutivo similar, los primeros días del curso son un poco caóticos, se produce un proceso de adaptación donde puede surgir algún choque o conflicto personal y poco a poco se va creando un sentimiento de unidad y familia.  Cuando ya funciona todo a las mil maravillas acaba el curso, después de 11 días, se van todos,  viene un grupo nuevo y se repite el proceso. Como para no volverse loca 🙂

Por suerte en esta ocasión no empezó otro curso de 10 días enseguida como suele ocurrir sino que tuvimos un «periodo de trabajo» o «work period» donde vienen voluntarios para hacer entre todos tareas específicas de mantenimiento, jardinería y limpieza profunda del centro.  Aprendí entre otras muchas cosas a organizar y coordinar un grupo de personas y a hacer anuncios en público (hacía años que no me ponía roja, pero ya me voy acostumbrando).

Los periodos de trabajo son mucho más relajados que los cursos, aunque se mantienen las mismas normas, esas que a veces cuesta cumplir: por ejemplo la segregación, la noble palabra y evitar el contacto físico. Cuando llevas un tiempo en el centro te das cuenta de la necesidad de esas normas, porque sino se puede convertir la cocina en una especie de bar espiritual. No hay nada en contra de que la gente se enamore y se formen parejas «vipassana» pero esas historias tienen que desarrollarse fuera del centro.

Por supuesto la segregación en Europa no tiene el mismo sentido que en India, donde no puedes mirar a un hombre a los ojos siquiera, además de que aquí la homosexualidad esta mucho más aceptada y generalizada, por tanto separar entre hombres y mujeres podría ser hasta contraproducente. Desde luego no me molesta estar todo el día con mujeres, y hasta la fecha conseguí controlar mis pasiones 😛

Después de un mes conseguí lugar para poder hacer un curso de 10 días, que estan super solicitados por cierto, pues el primer y único curso que había hecho fue ya hace un año en India.

Para no extenderme pues ya expliqué bastante bien el proceso en el post «Mi primera vipassana»  digamos que este segundo curso fue bastante parecido al primero, con la diferencia de que ya partía con una mente algo más limpia y calmada. Al hacerlo por primera vez con traducción al español pude acabar de comprender algunos conceptos y detalles que no me habían quedado claros. Eso sí, al hacerlo en el centro donde vivo actualmente digamos que me costó un poco más adentrarme en mi interior los primeros días, e incluso estaba pendiente de que no faltara nada, al final resulta que soy demasiado responsable. Lo único que hablé con la manager de curso, que se supone hace de apoyo a las estudiantes ante problemas personales, fue para decirle que se habían quedado unas sabanas tendidas en la zona de estudiantes durante días y no había sitio para tender (mea culpa) y que las servidoras de comedores se olvidaban la leche de arroz al mediodía.

Igual que en el primer curso el cuarto día tuve algún pensamiento de salir corriendo, en ese aspecto me ayudó el vivir aquí jaja!

La gran diferencia con el primer curso fue como lo acabé. En el primero como estaba sola en ese momento me metí bastante para adentro al acabar el curso y casi acabo de monja budista jaja. En este me llegó la meditación de Metta (amor benevolente) a lo más profundo,  así que aunque me costó el volver a hablar los primeros diez minutos, después fue un no parar, sobretodo de reír a carcajadas con algunas estudiantes, hasta se me fue un poco la voz como cuando trasnochaba. (Bueno aqui tambien trasnochaba que leches, que el día que cambiaron la hora me levanté a las 3 de la mañana!).

Sé que queda muchísimo por limpiar dentro de mí, muchos cursos por hacer y mucha necesidad de profundizar en la práctica diaria pero me sentí llena de amor, compasión, alegría y ecuanimidad, los cuatro estados sublimes de la mente.

Lo que mas estoy aprendiendo de esta increíble experiencia es que el sufrimiento es necesario, sea en forma de dolor de rodillas o de personas que molestan como un dolor de rodillas, pues he tenido algun «problemilla» de comunicación con una compañera nueva que no se si seré al final capaz de gestionar con ecuanimidad.  Sé que es una prueba. Al final yo soy la única responsable de mi sufrimiento y yo decido como me afecta la realidad. Puedo observarla y aceptarla tal y como es, o puedo reaccionar y acabar afectando negativamente a todo mi entorno y a mi misma.

Pero no todo son dolores aquí, lo cierto es que el 90% del tiempo he sido realmente feliz, riendo todo el día, trabajando con una sonrisa, manteniendo la armonía y el buen humor…hasta he cumplido bastante bien las reglas! He conocido muchísimas personas maravillosas, y estoy muy agradecida de esta oportunidad única.

Me recuerda un poco a mis inicios de viajera en La Tamaya en La Palma, con la diferencia de que aquí no existen los factores que terminaron drásticamente con mi estancia allá: aquí el objetivo final no es para nada económico sino que esta enseñanza llegue al mayor numero de personas para que alivien su sufrimiento y tengamos un mundo más armónico y feliz. Por tanto los cursos son gratuitos con la posibilidad, que no la obligación, de dar una donación al final del curso, de forma  que todas las personas de todos los colores, bolsillos y religiones pueden participar: es universal, ni sectario ni clasista.

De la misma forma que no hay precios, tampoco hay salarios en dinero. Nadie cobra, ni siquiera los profesores que llevan 20 años implicándose a tope tanto en los cursos como en la organización. Las servidoras y cualquiera que pasa por allá a colaborar reciben eso si alojamiento y comida vegetariana abundante y buenisima, además de todo el aprendizaje interior.

Otro factor importante es que no hay propietarios ni jerarquía, nadie está por encima de nadie y todas las decisiones son tomadas por consenso, la estructura es super democrática, hasta demasiado jaja. Esto me demuestra que la economía a donación que ponía en práctica con las pulseritas puede funcionar a lo grande, e incluso de forma legal, aunque nadie dijo que sea fácil.

Por tanto bueno, los dos meses a los que me comprometí se han ido alargando y ya me he comprometido a un mes más, (mucho para ser una alérgica al compromiso) y quien sabe podría alargarlo indefinidamente porque a partir de mayo puedo oficialmente acampar 19238009_10156344846748619_2055527496758563039_oen el hermoso jardín y no habrá problemas de espacio. Hacía ya unos años que no estaba tanto tiempo en el mismo sitio, en una casita con cama y baño cerca,  que no pasaba un invierno y que no veía un cambio de estación. Muy muy hermoso ver florecer los árboles que parecían muertos cuando llegué! Y sobretodo nunca, nunca, he estado tan presente

 

«Que todos los seres sean felices, obtengan la paz, y se liberen, se liberen, se liberen»

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Mi careto de «iluminada» recién salida del curso =)

 

 

7 comentarios en “El verdadero viaje

  1. Hola Carmen! Me encantó lo del careto de «iluminada», jajaja! Yo todavía estoy muy lejos de ese viaje al interior; demasiado apegado al mundo material…el hecho de planteármelo, es un primer paso, de algo servirá, no? ;-P
    Por cierto, somos hermanos de muelas, mi primer adiós en 48 años, sucedió este miércoles 28 y, a pesar de llevar muchos años cotizados, acudí a la sanidad privada…así que Elena, no sufras, los gastos de su muela, a cuenta de los que el Estado se ha ahorrado con la mía…Carmen a esta muela invito yo.
    Un abrazote muy fuerte para tod@s.

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    1. Jaja gracias por la muela Vicente!la verdad,a pesar de meditar y aprender a ser ecuánime, me jode un poco que me digan que vivo del estado o de mis padres, menudos viajes me habría metido si cobrara la ayuda de 400€,si m hubieran arreglado el paro en los trabajos que he dejado, si recibiera de mis padres lo q vale una boda, una entrada de piso o siquiera un sofá…o los baños que me habría ahorrado limpiar si hubiera pedido los «benefits» como casi todos los españoles en inglaterra. Pero bueno cada uno tiene su opinión. Por cierto no te conozco personalmente pero siento que si estás preparado o casi para hacer vipassana..y lo tienes al lado!será un placer poder «servirte» en un curso si aún estoy por aquí 🙂

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      1. Hola alma! De nada, soy así de generoso…jajaja! Se agradece el ofrecimiento pero creo que aun no estoy listo, debo rebajar aún más el nivel de ansia que me posee…estoy en una fase de mi vida un poco disparatada y, primero, tengo que calmar, ni que sea, esa vorágine interior de querer disfrutar de todo y ya! Y ni contar con el pequeño anarquista interior que me llama a las barricadas y a romper brazos de personas que, voluntariamente, se apuntan a romper brazos de gente buena por un sueldo! Pero cuando esté más calmado, será un placer darte un megabrazote (ves ya estoy rompiendo reglas otra vez, jaja) y que me «sirvas»! Qué el Sol siempre ilumine tu camino y te caliente los huesos! A iluminar el mundo con tu sonrisa!

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        1. Jajajaja siempre me haces reír!para eso sirve vipassana precisamente, para calmar esa vorágine y amar a los que rompen brazos…y nunca se está preparado jaja. Ahora ya he solventado lo de los abrazos, me voy a la puerta jaja. Mientras tanto, un gran abrazo virtual!!

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  2. Sabia que al nombrar la seguridad social alguien me saltaría con esto…la verdad echaba de menos alguna crítica 🙂 si me has leído sabrás porque lo he comentado muchas veces que no soy la típica que vive del Estado o de sus padres. He trabajado y cotizado algunos años, aquí de administrativa contable mientras estudiaba ADE y en Inglaterra cuidando ancianos, poco porque cobraba poco claro, pero lo suficiente creo para pagar las pocas veces que he ido al médico, la muela, un análisis de sangre y el brazo. de hecho hasta los 30 no tenía médico asignado, el último fue el pediatra. El brazo me lo rompió un policía nacional en una manifestación en Madrid cuando aún creía en la democracia y como se pasaron la denuncia por ahí fue entonces que decidí dejar de pagar impuestos hasta que esté segura que mis impuestos no van a ejercitos, policías que agreden a quien paga su salario, bancos, etc. También deje de consumir a empresas que explotan a personas y al planeta y por ello solo uso lo que me regalan de segunda mano o me encuentro en un container. Esta renuncia me llevo a viajar trabajando por alojamiento y comida en diferentes proyectos alternativos y al posterior desarrollo espiritual, al punto que le estoy eternamente agradecida a ese policía. Trabajar trabajo mucho, ahora mismo de sol a sol, pero sin cobrar y por una buena causa. Algún día cuando haya gente honrada en el gobierno quiza volveré a pagar impuestos. Almenos puedo dormir tranquila porque creo que no daño a nadie inocente con mis actos. Un abrazo de luz.

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  3. Hoka. Hace tiempo que sigo tu blog y alguno más parecido y he llegado a la conclusión de que mientras los demás trabajamos para pagar esa Seguridad Social, educación, pensiones…. que se paga gracias sobre todo a los trabajadores, otros vais de aqui para alla con vuestras elucubraciones mentales y gracias a ese trabajo del resto. Espero que el dia de mañana no pudais pagas de ningún tipo. Algunos venden como guay vivir sin trabajar pero no se dan cuenta quien mantiene todo para poder vivir asi. Como decia un empresario chino, lo malo de los Estados de Bienestar en Europa es que el que no quiere trabajar no trabaja. Trabajar enseña, enseña muchisimo, las cosas no son gratis en Europa tampoco, la Seguridad Social, carreteras, escuelas…no son gratis, han costado mucho y como ya no trabajo pero sigo cobrando una parte de mi salario por el tipo de empresa dobde estuve 26 años pues sigo a gente en youtube…pero, sobre todo, a gente que no puede elegir no trabajar. Un país se viene abajo con gente que elige no trabajar y que el estado y sus padres les dio todo y ellos no quieren devolver nada. Buen dìa y menos meditar y más currar aportando al país

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