Cómo hacer el amor con una mujer (explicado por una mujer)

Voy a dedicarme una vez más a mi deporte favorito: transgredir lo políticamente correcto y romper tabús. De la formas más sutil posible -me leen familiares- y por petición popular de amigas heterosexuales,  voy a hablar, como mujer bisexual con siete años de experiencia lésbica, del sexo femenino, con amor y humor.

No quiero decir con esto que todas las lesbianas seamos unas diosas del amor y todos los hombres unos patanes, pero no se puede obviar que tantos años de represión sexual y monopolio de la industria pornográfica han hecho mucho daño…sobretodo al clítoris.

Cada mujer es un mundo, para gustos colores, pero hay algunos puntos que quizá algunos hombres no tienen en cuenta a la hora de sumergirse en la práctica sagrada del amor:

1. Hay vida más allá del pene: sospecho que los hombres con un pene más pequeño de la media tienen más capacidad de dar placer a una mujer, bien porque han descubierto que el punto G existe y está, literalmente, al alcance de la mano o porque saben que la lengua sirve para algo más que para hablar de fútbol y política.

Yo que ni siquiera tengo uno, ni suelo usar de plástico, no recuerdo dejar a ninguna mujer mirando al techo con cara de resignación, esa cara que todas hemos puesto alguna vez en la vida.

(Véase «La vida de Adele» y la diferencia de la protagonista cuando hace el amor con un hombre y con una mujer http://www.cinegayonline.org/2014/09/vida-de-adele.html )

2. Existe una gran diferencia entre «follar» y «hacer el amor». 

No sé que harán las demás pero yo jamás me he follado a una mujer, se me ponen los pelos de punta con esa expresión, de la misma forma que he hecho el amor con muy pocos hombres, a pesar de que estadísticamente he compartido lecho con el mismo número de hombres y mujeres.  Quizá ha sido «casualidad» pero con muchos hombres me he sentido como un mero objeto sexual y en cambio con todas las mujeres de mi vida me he sentido amada y respetada, aunque las haya conocido horas antes en una discoteca. Con el tiempo me he dado cuenta de que quizá no es solo cuestión de género, sino cuestión de amor propio y conciencia. En los últimos años me respeto y amo mucho más a mi misma, estoy en entornos más sanos y espirituales…y ya no me emborracho en discotecas como antaño para encontrar «el amor de mi vida».

3. Las mujeres necesitamos TIEMPO. En mi vida cotidiana el reloj ya no existe, pero en mi vida íntima, aún menos. Las mujeres por lo general tenemos otro ritmo, no somos un coche que va de 0 a 100 en 7 segundos. Suelo comparar la excitación masculina con las cerillas. Se encienden -y se apagan- enseguida, y más tarde se vuelven a encender. En cambio una mujer es como un fuego de leña. Para encenderlo hay que estar presente, ponerle amor, calma, a veces puede costar encenderlo pero una vez está la llama prendida puede durar toda la noche.

SLOW LIFE, SLOW FOOD, SLOW SEX. 

Por eso entre mujeres no se estila mucho «el aquí te pillo aquí te mato». Desde luego si todo se acaba en 20 minutos, a mí me matas.

Precisamente la gran diferencia entre el sexo heterosexual y el lésbico es que con un hombre hay un principio y un final bastante claro, pero entre mujeres no hay principio ni final. Nuestra capacidad sexual -y por ende, de dar amor- es ilimitada, y el acto no acaba con el orgasmo sino por cansancio o necesidades fisiológicas.

Quizá es algo personal, pero para mi es más importante la calidad que la cantidad, y no al revés. Con una noche pasional cada cierto tiempo estoy más que feliz, si fuera a diario seria un desgaste de energía demasiado grande.

4. El sexo oral merecería un capítulo aparte. Muchos hombres lo hacen cinco minutos y de cualquier manera, como una mera herramienta para «calentar el horno». Para mí el sexo oral femenino es algo maravilloso, una meditación. El mundo desaparece cuando estoy entre las piernas de una mujer y suelo volver a la realidad sólo cuando la siento temblar, o mejor, reír después de un orgasmo. No significa que tengas que romperte el cuello ni hacerte un esguince en la lengua, descubre el poder de la sutileza.

5. DELICADEZA POR FAVOR. Una cosa es la pasión y otra tratar a la mujer como si fuera una cabra. No olvidemos que el clítoris es un órgano extremadamente sensible y no el timbre de una puerta o una goma de borrar. De hecho si se estimula muy directamente y de forma bruta, puede ser peor que no encontrarlo. Sospecho que las lesbianas «de oro» que nunca probaron varón tienen más sensibilidad que las bisexuales o heterosexuales; en ese caso, espero que los daños no sean irreversibles 😛

6. ¡ Tócate, mujer! 

Puede ocurrir, tanto en actos heterosexuales como homosexuales, que la mujer no llegue al/los orgasmos con la estimulación única de su pareja. Que incluso se sienta un placer enorme pero que no se acabe de explotar. Bueno en este caso recomiendo que cada una colabore un poco porque la pareja no tiene porque hacerlo todo, solo tiene dos manos! y no es por nada, pero nadie conoce mejor su clitoris que una misma (o así debería ser a medida que la masturbación femenina deja lentamente de ser un tabú).

Hay personas, particularmente hombres, que se extrañan, sorprenden o incluso se sienten mal si ven a su amante tocándose, antes, durante o después del acto.

Como siempre que dejamos el ego a un lado, veremos que es  maravilloso ayudarnos mutuamente, si ella se toca mientras tu exploras un poco su interior con tus manos, tu lengua, tu pene real o de silicona, besas su boca, sus pezones o su cuello, por ejemplo, va a tocar el cielo, más que si no se tocara o le tocaras tu. Si lo puedes hacer todo tu genial pero es difícil estimular varias partes del cuerpo a la vez, eficientemente,  a menos que seas un monstruo de cinco cabezas…o hagas una orgia, que tampoco es mala idea si es con amor.

7. Siempre con amor: Este apartado que igual que el anterior lo he añadido dos años después del original ya seria más para un articulo llamado «como amar a una mujer» o simplemente «cómo amar». Pero por desgracia tendría menos búsquedas en el google y por tanto  llegaría a menos gente 😛 Algunos y cada vez más algunas, buscan el sexo de forma obsesiva pero…no será que buscamos en realidad el amor?

Ahora piensa…¿Amas realmente a esa mujer que está en tu cama? ¿Crees que es la mujer de tu vida, la madre de tus hijos, que vas a envejecer junto a ella?

Sea cual sea la respuesta, dale amor…paz y libertad. Mejor dicho, no se la quites.

Voy a centrarme en la libertad que la paz ya es algo mas elevado y me alargaria mucho 🙂 Cuando dos personas se encuentran, se hacen amigos, se atraen, acaban haciendo el amor…pasa el tiempo y la libertad e individualidad que cada uno tenia se acaba mezclando sutilmente con un a veces destructor sentimiento de posesión, causado por el miedo e inseguridad que cada uno arrastramos, en particular a salir de la zona de confort. De ahí todas las dramaticas canciones de la radio. Te necesito, eres mia, soy tuya, te quiero solo para mí, eres mi vida, no mires a esa, porque te escribes con tu ex, no soy lo suficiente para ti, porque me has puesto los cuernos, bla bla bla. ¡Basta!

Acepta que la persona que amas puede sentirse atraida por otras personas, a nivel fisico y/o espiritual. No significa que te ame menos.  No eres su propietari@. No le pongas cadenas. Si te ama, querrá de forma natural compartir su tiempo y su cuerpo contigo pero eso no quita que de vez en cuando quiera experimentar y vivir momentos bonitos con otras personas, que se excite con otras personas. Amar es sano, sobretodo si se usa preservativo! Si eres capaz de amar sin poseer probablemente no volverás a sufrir por amor, y por tanto no le tendrás tanto miedo.

Cuando amas a alguien de verdad sólo quieres que sea feliz, contigo o sin ti.  

Y por cierto, ahora que está tan de moda el sexo superficial, ayudado por la aceptación social del alcohol y otras drogas. Antes de acostarte con alguien preguntate cuatro cosas:

• ¿Sé como se llama?
• ¿Tiene pareja y en caso afirmativo está de acuerdo con esto?
• ¿Siento algun tipo de amor o vinculo emocional por esta persona?
• ¿Quiero darle amor y placer o sólo quiero desahogarme?

Si la mayoría de respuestas es NO, piénsatelo. Después del desahogo es posible que alguna de las dos personas se sienta como una mierda. Si aun no estas preparado para amar porque tienes el corazón roto o tienes miedos, ten paciencia, y ámate a ti mism@ hasta que estés sanado. Sino esto va a ser un pez que se muerde la cola: me hacen daño, utilizo a la siguiente persona, la siguiente persona dañada vuelve a hacer daño a otra persona…y así infinitamente.

 

8. Cuanto más natural, mejor: Quizá influye el hecho de que llevo muchos meses o ya debería decir años, viviendo acampando en playas y bosques, pero hacer el amor en la naturaleza  es mucho más mágico. Ahorrate el dinero del hotel cutre de turno. Iros a un hotel de millones de estrellas en una playa o una montaña, sentid el «vientecillo de la libertad» en vuestra piel desnuda. John Lennon decía que por que tenemos que escondernos para hacer el amor pero no para hacer la guerra. De momento hay que esconderse un poco porque todavía hay mucha represión y mucho pervertido  sin respeto, pero siempre hay algun rinconcito para amarse tranquilamente.

9. Mira la luna: No nos olvidemos del ciclo lunar y de la gran influencia que este astro tiene sobre las mujeres; podría atreverme a decir que la semana antes de la regla una mujer siente mucho mas deseo que la semana después, o que en la luna llena más que en la luna nueva, pero como digo cada mujer es un mundo y mi muestra estadistica no tan amplia. Una ventaja del amor entre mujeres es que entendemos un poco más esos cambios hormonales y emocionales, los dolores premenstruales, la mala leche, el «celo» puntual…si coinciden los ciclos puede ser la guerra civil…o el paraiso.

Y hasta aquí todo lo que se me ocurre, si alguien quiere aportar más ideas, puede comentarlo abajo.

El amor es como la vida, infinito…así que no nos autolimitemos ni dejemos de aprender.

 

No olvidemos que estamos aquí para esto mismo, aprender a amar.  

Espero que ningún hombre se ofenda por este artículo – yo soy una patata con ellos – y que esto ayude a que tengamos un amor más elevado, sagrado y consciente, para que más personas se levanten con una gran sonrisa y vivamos en ese mundo feliz con el que todos soñamos.